FABULILLA DEL INDIANO DE SALDUERO
Era un indiano en Salduero
vino de la Nueva España,
aunque parezca patraña.
Y un su vecino, estudiante,
un ladino de Ateneo:
“Buenas tardes.¿de Paseo?
¿Muy lejos, don Doroteo?”
“No. Como todos los días.
Hasta el horizonte, Elías.”
Llegar hasta el horizonte:
tres kilómetros escasos,
y volver sobre sus pasos.
Ay horizonte-aventura.
¿Llegar? Cuestión de querer
Pero, ¿Volver? Gran placer
Dime tu , corazón mío,
¿Por donde cae tu horizonte?
“Casi le toco, ese monte.”
Tántalo de ruta y fruta.
Si. Casi le tocas, pero.....
No. Vámonos a Salduero.
Mi buen indiano admirable.
Mi maestro de sagesse.
Merecías ser francés.
